"El presidente hondureño Manuel Zelaya es otro presidente latinoamericano más que ha violado la constitución de su país para obtener metas políticas personales. Ahora Zelaya y la democracia en Honduras están pagando el precio.
La expulsión de Zelaya de la presidencia hondureña por parte de las fuerzas armadas es la consecuencia de sus intentos por promover un referéndum que permitiría su reelección, una acción que fue declarada ilegal por la Corte Suprema y el Tribunal Electoral, y que además fue condenada por el Congreso hondureño y el fiscal general. Desdichadamente, la constitución hondureña no establece un mecanismo civil para remover a un presidente luego de repetidas violaciones a la ley, como lo es el juicio político en la constitución estadounidense. Sin embargo, las fuerzas armadas actuaron bajo órdenes de la Corte Suprema hondureña, y la presidencia fue rápidamente otorgada a una figura civil—el presidente del Congreso—como especifica la constitución.
El reestablecimiento de la democracia en Honduras se podría beneficiar de dos cosas: uno, que el Tribunal de Elecciones y el Congreso adelanten las elecciones generales que están programadas para noviembre, y dos, que la comunidad internacional condene los intentos de líderes democráticamente electos como Zelaya por minar las instituciones democráticas y el Estado de Derecho en sus países".
domingo, 5 de julio de 2009
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